PONENCIA DE ELIA OLIVEROS ESPINOZA
LA LUCHA ARMADA EN DOS
DÉCADAS
Autora
Elia Oliveros Espinoza
En
el presente trabajo realizaremos un análisis de la lucha armada en la década de
los sesenta y los setenta, por ser estas décadas las de mayor impacto en esta
forma de lucha. La discusión sobre la vigencia de la lucha armada en
las décadas de los sesenta y setenta es muy controversial. Hay diversas
opiniones sobre la forma en que se desarrolla en esta etapa la lucha de clase.
Lo que si podemos afirmar es que la violencia política la inició el gobierno y
se toma como referencia la manifestación de desempleados del 4 de agosto de
1959 que culminó con cuatro personas asesinadas y las garantías suspendidas a
partir de ese momento. Con ello, se desató una escalada represiva que se va a mantener
hasta el año de 1998, pero que tuvo su mayor desarrollo en la década de los
sesentas con sus miles de muertos, asesinados, torturados y los cientos de
desaparecidos.
En
estas décadas el Estado desarrolló toda una política de Terrorismo que fue
cerrando toda posibilidad de impulsar luchas reivindicativas y democráticas.
Esta política de Estado acorraló a los partidos de izquierda que inicialmente
fueron ilegalizados y que no le quedó otra alternativa que el desarrollo de la
lucha política y social desde la clandestinidad.
La
lucha armada fue una decisión que tomaron los partidos PCV y el MIR presionados
por las circunstancias. En la realidad, se impuso como única opción, ya que
todas las posibilidades de carácter democrático fueron cerradas. Solamente en
el año 1960 fueron asesinadas en manifestaciones pacíficas más de 116 personas
y heridas más de 1.200. Esta situación llevó a que, para el año siguiente,
surgieran grupos que iban a las manifestaciones armados para enfrentar la
represión en mejores términos y posteriormente algunos de estos grupos se
convirtieron en unidades tácticas de combate (UTC).
La
lucha sindical tuvo que enfrentarse a los organismos paramilitares de Acción
Democrática, como: la Cobra Negra, la Sotopol, o los cabilleros que saboteaban
las asambleas sindicales cuando no lograban imponer sus posiciones o, en otros
casos, asaltaban e imponían directivas sindicales, desconociendo aquellas que
eran elegidas democráticamente por los trabajadores, con la complicidad de los
patronos y el Gobierno. Por otro lado, a finales del año 1960, los partidos de
izquierda PCV y MIR fueron expulsados de la CTV, federaciones y sindicatos por
mantener una ideología comunista. A partir de allí, el trabajo sindical pasó a
ser clandestino para evitar la represión hacia los trabajadores. Esta misma
medida se tomó con relación a las federaciones y ligas campesinas; es decir,
las posibilidades de desarrollar un trabajo político en el frente obrero,
campesino, estudiantil o de barrio solo eran factibles desde la clandestinidad.
En
el gobierno de Rómulo Betancourt, las garantías constitucionales estuvieron
suspendidas un gran período. Muestra de ello es que, de 1095 días de
administración, no hubo garantías por 542 días. Esto nos ilustra qué sistema de
gobierno se vivía para ese momento.
Las
posibilidades de difundir el discurso político a través de la prensa también
fueron limitadas por los constantes allanamientos a las imprentas, cierre de la
Tribuna Popular o el órgano Izquierda, así como la prensa nacional
que manifestara cierta visión progresista, era acorralada, se le
desprestigiaba, se le ahorcaba económicamente, etc. Esto llevó a la
proliferación de órganos de prensa clandestinos, desde los que podían sacarse
artesanalmente, pasando por las de multígrafos hasta las de imprentas. Por esa
razón, cuando a Argimiro Gabaldón, en una entrevista realizada en el año 1965,
le preguntan si existen condiciones reales para la lucha armada en Venezuela,
él responde que la pregunta está mal formulada:
...lo
justo es preguntar en qué condiciones ha aparecido y se ha desarrollado la
lucha armada, ya a estas alturas de su desarrollo no se trata de escoger un
camino para la revolución, sino el de ser consecuente con ella (Principios, marzo-abril 1965).
El dirigente del Partido Comunista de
Venezuela Guillermo García Ponce sostiene que la dirigencia política falló en
la caracterización del momento político, al jerarquizar la lucha armada como forma
principal de lucha en la década de los sesenta. Manifiesta que su derrota fue a
causa de: 1.- Se confundió el auge de masas con una situación revolucionaria.
2.- Nos trazamos un objetivo estratégico que no correspondía a la realidad
nacional. 3.-Fijamos consignas y establecimos alianzas con una concepción
sectaria que no permitió que amplios sectores de la población se sumara a la
lucha.
En la década de los sesenta se perdió una
coyuntura histórica de un alto grado de combatividad popular expresada en las
manifestaciones de desempleados, las tomas de tierras por campesinos, las
huelgas en el transporte, la telefónica, los bancos, incluso en los estallidos
insurreccionales espontáneos de los barrios de Caracas y poblaciones del
interior. Así como las incontables victorias que se obtuvieron desde la lucha
sindical y desde el movimiento estudiantil. Los partidos de izquierda no fueron
capaces de aglutinar esta fuerza popular y potenciarla hacia objetivos
estratégicos. No hubo una correcta caracterización para identificar quien era
el enemigo principal y quienes serían los aliados. Más adelante García Ponce
afirma que:
“Toda insurrección, como todo proceso revolucionario
armado se gana primero en el campo político, después en el militar… El uso de
la guerrilla rural como forma principal de la insurrección trajo como
consecuencias negativas para el movimiento revolucionario lo siguiente: 1.-
Aisló el movimiento revolucionario de las ciudades, debilitó la influencia de
su dirección en el centro vital de los conflictos políticos. 2.-Favoreció el
aniquilamiento militar de los principales núcleos revolucionarios y dio
victorias fáciles a las unidades y mandos antiguerrilleros. 3.- Deterioró las
posibilidades de alianzas al plantear este tipo de lucha como prioritaria… (Suplemento
Cultural de Últimas Noticias 4 de mayo 1980)
En
ese sentido Domingo Alberto Rangel coincide cuando afirma “No había una
dirección única para el proceso. El MIR y el PCV conservaron su plena autonomía
y entre ambos mediaron sordas realidades” (Suplemento Cultural de Últimas
Noticias 11 de mayo 1980)
Casi
todos los protagonistas de esta gesta heroica coinciden en la falta de
visión que tuvo la dirigencia del MIR y
el PCV para dirigir la lucha, en ese sentido Julio Escalona señala que una vez
que el auge de masa culmina en el año 62 “El movimiento revolucionario ha
debido replegarse en el terreno militar y desencadenar una fuerte ofensiva
política, apoyándose en el trabajo de masas y en la lucha por los derechos
populares; una ofensiva dirigida a recuperar los vínculos con las
masas…”(Suplemento Cultural de Últimas Noticias 11 de mayo 1980)
Para
Douglas Bravo, la realidad se impuso, se fue a la lucha armada sin contar con
mayor claridad teórica sobre el arte de la guerra; pero también no fuimos
capaces de sistematizar nuestra experiencia, de tal forma que nos permitiera
construir la teoría a partir de nuestra propia praxis. Hubo una gran escasez de
recursos militares y limitaciones de carácter técnico, que no nos permitieron
desarrollar la lucha en mejores términos. Cuando estábamos en proceso de
superar tal limitación, cae en manos del enemigo la fábrica de armas de El
Garabato, una de las experiencias más importantes en el desarrollo de una
política de autoabastecimiento militar y de técnicas propias adaptadas a
nuestras necesidades de combate.
Sin
desvalorizar la importancia que tuvo la Revolución Cubana para América Latina,
por ser el primer país en que se toma el poder por las armas y se desarrolla un
proyecto socialista, es necesario dejar claro que la lucha armada en Venezuela
no surge como un calco mecánico a la experiencia cubana, como muchos han
querido justificar.
El
movimiento popular y revolucionario se debió enfrentar a un terrorismo de
Estado que, a través de la represión, fue aislando la base social de las
guerrillas y del pueblo para aniquilar al movimiento revolucionario política y
militarmente. Julio Escalona afirma que “Betancourt dirigió una de las campañas
anticomunista más vasta que conoce la historia venezolana” (Suplemento Cultural
de Últimas Noticias 18 de mayo 1980).
Fue
una experiencia histórica que permitió al movimiento revolucionario venezolano
adquirir mentalidad de poder, conciencia de poder. Se planteó la toma del poder
como un objetivo inmediato y como un objetivo alcanzable. Fue un proceso
histórico donde la izquierda revolucionaria se atrevió a luchar en todos los terrenos,
a empuñar las armas como medio para derrocar al gobierno entreguista, pro
imperialista y antipopular de Betancourt. Era la primera vez que la izquierda
se atrevió a asaltar el poder político con la bandera del socialismo. Podemos
decir que la vanguardia de este movimiento fue conducidos a una derrota
político militar; pero no podemos hablar de un fracaso, porque la lucha
continúa y el socialismo sigue siendo la única alternativa para la humanidad.
Es una experiencia que debe servirle a las nuevas generaciones para aprender de
ella sus errores, aciertos y sobre todo la valentía de asumir la lucha que el
momento histórico exigía.
Para
Douglas Bravo comandante guerrillero de esa década manifiesta que las graves
fallas podrían sintetizarse en las siguientes afirmaciones:
El movimiento revolucionario no supo
seleccionar el o los momentos de mayor debilidad del enemigo y de mayor ascenso
de las luchas populares. Por otra parte, el empleo de las diferentes fuerzas de
acción se llevó a cabo sin coordinación, de manera alternada, sin poder lograr
una concentración de fuerzas y esfuerzos para uno de estos momentos…Los frentes
guerrilleros no aparecen en forma planificada, nace con una gran dispersión y
cuando el ascenso popular comienza a ceder en su ímpetu y fortaleza y es
también cuando estallan las rebeliones militares de Carúpano y Puerto Cabello.
(Suplemento Cultural de Últimas Noticias 8 de junio de 1980)
La lucha armada, permitió avanzar al
dar pasos importantes en la construcción de un ejército popular, donde
inicialmente se sostenía con la incorporación de camaradas que venían del
sector estudiantil, pero que posteriormente se nutrió de las poblaciones,
obreras, de barrios y campesinas. Destacándose en esta lucha líderes campesinos
como Miguel Noguera, el comandante Magoya; obreros como Américo Silva;
militares como el comandante Manuitt o Nicolás Hurtado Barrios; dirigentes
políticos como Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldón. Este ejército, en sus mejores
tiempos, llegó a reunir en sus filas a centenares de combatientes, distribuidos
en los diferentes frentes guerrilleros. En sus mejores momentos, algunos
frentes llegaron a tener columnas de más de cien campesinos.
Para Flemin Mendoza militar de
carrera y dirigente del levantamiento militar del Carupanazo sostiene que uno
de los aportes que hay que reivindicar de esta lucha es:
Para
los protagonistas militares del Carupanazo, aparecer a la luz pública en el
terreno de los hechos en una cuestión trascendental para el país…Las Fuerzas
Armadas habían comprendido que el concepto de patria es inseparable, al
concepto de pueblo, de nación, de soberanía de independencia económica y del
desarrollo de todas las potencias morales y materiales de la nación.
(Suplemento Cultural de Últimas Noticias 20 de julio de 1980)
La derrota se profundizó con la
decisión de un grupo de la dirección del MIR y el PCV de abandonar la lucha
armada, sin abrir espacios que permitieran la discusión en las diferentes
instancias orgánicas. Esto generó la desmoralización de una parte de la
militancia, el escepticismo, la desesperanza. Esta situación de debilidad fue
aprovechada por la policía política para golpear fuertemente al movimiento
revolucionario y en una situación con tantas incertidumbres, algunos de estos
detenidos delataron a sus compañeros, ocasionando la detención de importantes
cuadros políticos.
En la década de los sesenta se
formaron los frentes guerrilleros: José Leonardo Chirinos, Simón Bolívar,
Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, Ezequiel Zamora, Manuel Ponte
Rodríguez que actuaron en el occidente y el oriente del país.
Se conformó una generación de
revolucionarios que dieron sus vidas, aguantaron torturas, desaparición
forzada, cárceles y se enfrentaron a una política de terrorismo de Estado.
Fueron capaces de llevar adelante un proyecto revolucionario de transformación
social, sin esperar nada a cambio. Esta lucha formó revolucionarios con grandes
valores de solidaridad, lealtad, valentía, sacrificio por un ideal, compromiso
con su pueblo. De allí que compartimos la afirmación de Rossell:
...en
las situaciones de privación y desesperación, cuando aprieta el hambre o la
persecución militar, los hombres que no claudican terminan haciéndose
individualmente más fuertes y colectivamente más solidarios, más interdependientes,
aprenden que la vida de cada quien depende de todos.
El imperialismo norteamericano tuvo
injerencia en la imposición de lineamientos económicos, políticos, sociales y
militares, que se proyectaron en toda esta década y que perseguían entre otros
objetivos impedir que triunfara un proyecto revolucionario en el país y que este
se pudiera convertir en otra referencia para América Latina; así como
garantizar la fuente de recursos estratégicos seguros para su país.
Se avanzó en la construcción de un
soporte teórico en la interpretación de la realidad venezolana; la discusión
sobre la teoría del desarrollo y la dependencia; las interpretaciones que se
hicieron de la realidad venezolana acertadas o no; la infinidad de espacios que
se crearon para la discusión a pesar de la represión, entre los que destacan
las discusiones en los cafetines de la UCV, como expresión de una cultura donde
la discusión de la problemática política era un tema de interés, en especial, para
la juventud estudiantil venezolana.
La lucha armada fue justa para la
conquista del poder y para enfrentar la violencia burguesa. Nos permitió
experimentar una forma de lucha en el país. Compartimos la opinión de Maza
Zavala cuando asevera:
Creo
que nadie puede decirlo que esa forma de lucha está cancelada en la vida de
este país… si alguna vez en el futuro se plantea la oportunidad de una lucha
armada, yo creo que la experiencia obtenida en esta etapa… podría ser valiosa
para no repetir los errores.
LA LUCHA ARMADA EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA
La década de los setenta se va caracterizar, en
primer lugar, por la hegemonía que van a mantener los partidos del puntofijismo
de Acción Democrática y Copei, en el control del poder político, económico y
social. Estos gobiernos estuvieron al servicio de los intereses del capital
transnacional, la burguesía y los terratenientes. A través de la demagogia, van
ejercer una gobernabilidad, manteniendo la paz social sin muchos conflictos. En
ese sentido ejercieron un control importante en el campo sindical a través de
la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) que lejos de defender los
intereses de los trabajadores, se convirtió en un organismo patronal.
Por otro
lado, el movimiento revolucionario y el movimiento popular se encontraba en un
estado de mucha debilidad. Se venía de la derrota de la lucha armada en la
década de los sesenta, con todo el impacto que generó en un sector importante
de la población, donde cundía la desmoralización, el escepticismo, la
frustración, la desesperanza. Esta situación de debilidad fue aprovechada por
los cuerpos policiales del DIM y la DISIP para darles golpes importantes, con
la finalidad de liquidarlos física y políticamente a estas organizaciones. Los
allanamientos a las universidades públicas, en el año de 1969 como la UCV, ULA,
UDO, Universidad de Carabobo y la detención de cerca de 2.000 estudiantes,
muchos de ellos fueron juzgados por Tribunales militares. El Cierre de la
Universidad Central de Venezuela centro de discusión política y de organización
de los principales partidos de izquierda, también fue un duro golpe para el
movimiento popular y el movimiento revolucionario.
En medio de este contexto se plantea un viraje
táctico, que permitiera la recuperación de fuerza desde el punto de vista
orgánico y profundizar la vinculación con las luchas del pueblo. Este
lineamiento lo establece, un sector de la izquierda venezolana. Otro elemento
que destaca es la atomización de los grupos de izquierda. En ese sentido, vamos
a encontrar un grupo de izquierda que se incorpora a la lucha electoral y
llegan a obtener algunos cargos como diputados en el Congreso de la República,
entre ellos se encuentran el Partido Comunista de Venezuela (PCV), el
Movimiento al Socialismo (MAS), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR), el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y otros.
Por otro lado, existía un sector político que, a
pesar de la derrota, consideraba que la lucha armada seguía siendo la forma
indicada para la tomar del poder. Entre ellos se encuentran el partido Bandera
Roja (BR) y la Organización de Revolucionarios (OR), que surgieron producto de
la división del MIR a principio del año setenta, el Partido Revolucionario de
Venezuela (PRV), Punto Cero, Movimiento Revolucionario de los Trabajadores
(MRT), Grupo Venceremos. Estos partidos a pesar de compartir la visión
estratégica de la toma del poder por la vía armada, tienen divergencias en el
terreno de la táctica y no logran establecer ningún mecanismo de articulación
para el desarrollo de acciones.
Sin embargo,
coinciden en la importancia de jerarquizar en esa etapa, la lucha de masas por
encima de la lucha armada. Esto permitirá la recuperación de las fuerzas
revolucionarias que venían muy debilitadas por la represión y los conflictos
internos de estos partidos, que generaban nuevas divisiones, atomizando cada
vez más sus fuerzas. Además, de la comprensión que, sin la incorporación del
pueblo a las luchas, no podía darse ningún cambio revolucionario.
De allí, que las organizaciones más radicales
debieron crear instancias organizativas legales para realizar su trabajo
sociopolítico en el sector estudiantil, barrio, obrero, cultural. Así surgen la
Liga Socialista, Ruptura, los Comité de Luchas Populares (CLP) y otras organizaciones
de carácter amplio, que desde ellas se impulsaron diversas luchas. Es de
destacar, el papel que jugaron los órganos de prensa de estas organizaciones
como El ¿Qué Hacer?, Basirruque, Ruptura, La Chispa, que permitían la difusión
de las luchas que libraban nuestros pueblos en diversos espacios de batallas y
que la prensa oficial mantenía en una censura permanente para evitar cualquier
tipo de información.
Los frentes guerrilleros que se van a mantener en
esta década son: Antonio José de Sucre, José Leonardo Chirinos y Américo Silva.
La mayor parte de las acciones militares en esta década se van a realizar en el
oriente del país. Se mantuvo una concepción de lucha foquista y vanguardista,
aunque desde el punto de vista declarativo se cuestionaba esta visión.
Otras organizaciones mantuvieron las
llamadas Unidades Militares, que servían para realizar determinadas operaciones
financieras, y entrenar a parte de la militancia en el manejo de armas,
previendo que en la medida que las contradicciones de clases se agudizaran
inevitablemente iba a conducir al enfrentamiento armado, o a una insurrección
armada, por la que se debía preparar a los principales cuadros de estas
organizaciones.
La lucha armada tuvo tres vertientes:
La guerrilla rural, la guerrilla urbana y el frente militar patriótico. Desde una concepción de guerra se aplicaba la
guerra de movimiento, guerra de guerrillas y guerra de posiciones.
En esta década se van a desarrollar
tres operaciones importantes por su impacto político. La primera fue la fuga
del Cuartel San Carlos realizada el 18 de enero de 1975. Para ese momento gran
parte de la dirección política del Partido Bandera Roja estaba presa y era una
necesidad su rescate. Esta organización planifica la fuga incorporando al
Partido de la Revolución Venezolana (PRV) en la organización de esta acción. La
operación llevaría el nombre de Jesús Márquez Finol “Motilón” (militante de
Bandera Roja que fue asesinado por la Disip el 1 de marzo de 1973).
La fuga se planificó
construyendo un túnel desde el interior de la cárcel, con apoyo logístico y
militar desde los equipos políticos- militar externos. En esta operación lograron fugarse 23
militantes revolucionarios y de estas dos mujeres, estos son:1.-Carlos
Betancourt “Comandante Gerónimo Bandera Roja, 2.- Gabriel Puerta Aponte, 2do
Comandante de Bandera Roja, 3.-Francisco Prada Dirección del (PRV-FALN),
4.-Pablo Hernández Parra, Comandante de Bandera Roja 5.-Antonio Chang López,
6.-Hector Enrique Vivas, 7.-Pedro Alejando Triana Rojas, 8.-Leobaldo
Rafael Solórzano Serrano, 9.- Dimas
Antonio Petit, 10.- Alí del Carmen Domínguez, 11.- Rosa Emperatriz Cordero,
12.-Mariluz Rojas Rengel, 13.-Jesus Arnaldo
Marrero Romero, 14.-Marco Tulio
Croque,15.-William Álvarez, 16.-Carlos Leonardo Araque, 17.-Williams José
Álvarez Blanco, 18.-Carlos Elías Morales Rossi, 19.- Argenis Betancourt, 20.- Rafael Uzcátegui, 21.- Marco Antonio Ludeña, 22.-Vicente
Antonio Contreras Duque, 23.- José Asdrúbal Guzmán.
Gran parte de estos fugados se
incorporarán después al Frente guerrillero Antonio José de Sucre que operaba en
el oriente del país. Otra parte se incorporaron a las actividades políticas de
su organización. El gobierno desarrolló una razia policial, donde fueron detenidos
decenas de militantes de diversas organizaciones revolucionarias, con la
justificación de la fuga, sin lograr su objetivo de detener a los fugados.
La otra operación se realizó el 6 de
agosto de 1977, en la Cárcel de La Pica en el estado Monagas. Fue una operación
conjunta entre los presos políticos y el Frente Guerrillero Américo Silva
(FAS). La dirección de la operación estuvo en manos de Pedro Veliz Acuña,
Roberto Rincón y Emperatriz Guzmán. - La fuga fue un éxito y conquistaron la
libertad 13 revolucionarios, 9 de Bandera Roja, 2 del PRV y 2 del Frente
Guerrillero Antonio José de Sucre. La
operación llevaba el nombre de Vicente Contreras Duque (militante
revolucionario asesinado ese mismo año) Los nombres de los que logran
conquistar su libertad son: José Luis Domínguez, Andrés Cova Mata, Roberto
Rincón Cabrera, Francisco Javier Jiménez, Jóvito Faustino Lugo, Antonio Arias,
Ramón Elías Morales Rossi, Luis Calma, Alí del Carmen Torres, Agustín Cova,
Eudes Rodríguez, José Rodríguez, José Noguera.
Los militantes de Bandera Roja, que
fueron rescatados, pasarán a formar parte del Frente guerrillero Américo Silva,
fortaleciendo este frente que se estaba estrenando con esta fuga. Producto de una entrevista realizada a los
fugados de La Pica fue detenida la periodista Irma Barreto, gracias a la
presión que se ejerció a través de la opinión pública, meses después fue
liberada. También fue detenida Doris Francia de la dirección política del PRV,
por expresar a través de un texto la alegría que sentía de enterarse que 13
presos políticos habían conquistado su libertad. Ella permaneció dos años
presa.
En esas dos operaciones se demostró
capacidad operativa, capacidad militar, capacidad logística, creatividad,
arrojo, valentía, voluntad de acción y se alcanzaron los objetivos planteados
sin saldos de muertos en ninguno de los dos bandos. En las dos operaciones, los
cuerpos policiales se enteran ya cuando los fugados se encuentran resguardados
por sus organizaciones políticas
La tercera operación, fue el secuestro del
industrial de la fábrica de vidrio Owen Ilinois William Frank Niehous, acusado
de ser agente de la CIA y de injerencia en los asuntos internos del país,
lesionando con ello la soberanía del país.
Esta operación fue realizada el 26 de febrero de 1976 por el Comando
Revolucionario Argimiro Gabaldón. Desde un primer momento se definió que era
una operación de carácter político donde entre sus exigencias estaba, la
publicación en tres diarios de circulación nacional de un comunicado y a través
de este se denunciaban algunos hechos de corrupción del gobierno de Carlos
Andrés Pérez y la intervención de la Owens Ilinois en los asuntos internos del
país. Entre uno de los elementos que se denunciaba es que esta empresa aportaba
dinero para trabajo de contrainteligencia y que el Vicepresidente de la empresa
William Frank Niehous, había estado en Chile y junto con el actual embajador de
Estados Unidos en Venezuela Harry Slauderman, habían participado en el
derrocamiento de Salvador Allende, dicho comunicado decía que por estas razones
Niehous, sería sometido a juicio revolucionario.
A raíz del secuestro se desarrolló una escalada
represiva donde se detuvieron centenas de detenidos. El gobierno utilizó toda
su fuerza represiva, ya que su imagen internacional estaba afectada, después
que se había dicho que se acabó con las guerrillas. A través de la prensa se
denunció la razia policial y violación de los derechos humanos a los detenidos,
a tal grado que el Fiscal General de la República declaró un estado de
emergencia por las innumerables denuncias.
El
Fiscal General de la Republica, Dr. José Ramón Medina, declara en estado de
emergencia todas las dependencias del Ministerio Público, ante las protestas y
reclamaciones de los familiares y amigos por las detenciones con relación al
secuestro de William Niehous. (Últimas
Noticias Caracas, 1de marzo de1976)
Hubo casos como el siguiente, donde
fueron detenidos todos los miembros de la familia. “Son detenidos por la Disip,
el Dr. Luis Lander, quien es puesto en libertad y sus hijos Edgardo y Luis
Enrique Lander, con motivo de las investigaciones relacionadas con el secuestro
de William Niehous.” (Últimas Noticias
Caracas, 1de marzo de1976)
Se denunció en su oportunidad, la
participación de agentes de la CIA en la investigación del Caso Niehous, el
Ministro de relaciones interiores Octavio Lepage, desmintió que esto estuviera
pasando. Sin embargo, era difícil de ocultar, más, cuando en la Disip, ocupaban
altos cargos algunos funcionarios de la CIA. Hubo por parte del gobierno un
monopolio de la información y censura para tratar el caso, esto llevó a
implementar medidas represivas sobre algunos medios. El 31 de marzo fue cerrada
por 72 horas Radio Caracas Televisión, acusada de divulgar informaciones
relacionadas con el secuestro de Niehous. El diario El Nacional y La Verdad, fueron
decomisados por dar información sin autorización.
El secuestro de Niehous, fue utilizado por el
gobierno de Carlos Andrés Pérez para justificar el allanamiento de la inmunidad
parlamentaria de los diputados, Salón Meza Espinoza y Fortunato Herrera. Estos
diputados fueron detenidos el 3 de agosto y trasladados al Cuartel San Carlos,
sin haberle hecho un antejuicio de mérito correspondiente a su condición de
diputados del Congreso Nacional. El 26 de agosto se realiza el juicio y por una
votación doce a once le allanan la inmunidad parlamentaria. En diciembre de
1978, Salón Meza fue elegido diputado y el 22 de febrero de 1979 recobra su
libertad.
El secuestro de William Frank Niehous, ha sido el
más largo en la historia de Venezuela y duró 3 años y 4 meses. La organización
que inicialmente realizó la operación debió entregar a otra organización al
secuestrado porque no tenía la logística adecuada para el mantenimiento del
secuestrado. Por este hecho fueron acusados de participar Jorge Rodríguez
(padre), quien fue detenido el 23 de julio de 1976 cuando salía de la casa de
la Liga Socialista cerca de la Avenida Sucre. Fue sometido a crueles torturas,
ocasionándole la fractura de sietes costilla y el desprendimiento del hígado, a
consecuencia de ello murió a los 34 años de edad. Los detenidos por este caso
fueron cruelmente torturados, siendo el caso más destacado el de David Nieves,
quien denunció las torturas a la que fue sometido. Además, fueron detenidos
dirigentes políticos como: Carlos Lanz Rodríguez, Iván Padilla, Marelis Pérez
Marcano, Francisco Cedeño Lugo, entre otros.
El 29 de junio de 1979 fue rescatado por parte del
Cuerpo Técnico Judicial (PTJ), el ciudadano William Frank Niehous y fueron
detenidos y esposados los ciudadanos Wilfredo Silva y José Aquino Carpio. Luego
aparecieron muertos con tiros en la espalda y esposados. El Director de la PTJ
declaró que estaban bien muertos, porque eran guerrilleros, y no ocultó en
declarar que estaban esposados.
En esta década hubo tres operaciones de carácter
financiero realizadas por la organización Bandera Roja que tuvieron una gran
proyección. Éstas son el secuestro del médico y banquero Enrique Dao el 10 de
febrero de 1971. Al día siguiente fue liberado después de pagar el dinero
exigido. La segunda operación es la del secuestro de industrial Carlos
Domínguez Chávez, conocido como el Rey de la Hojalata, el 1 de junio de 1972,
liberado días después, una vez pagado el rescate. La tercera operación fue el
secuestro de los hermanos Jesús Rafael (Coronel asimilado y médico) y Pedro
José Molinos Palacios (ganadero) en el Hato Valle Hondo del estado Monagas el
23 de febrero de 1974. Estos fueron liberados a los días una vez que se cancela
el dinero exigido por sus captores
Los propósitos de los frentes guerrilleros tienen
dos orientaciones: 1.- Como escuela de formación integral de los cuadros y
militancia del partido. En ese sentido los militantes y cuadros se incorporan
al frente por un tiempo determinado, que por lo general eran de seis meses a un
año y donde debían participar como un combatiente más en todas las actividades
del frente, desde las cotidianas vinculadas a las caletas de comidas,
mantenimiento de los armamentos, guardias, mantenimiento de las caletas,
búsqueda de agua, entre otras, hasta las actividades de preparación física para
el combate. Si en ese tiempo ocurría algún combate, este debía participar.
Además, del trabajo político, que se realizaba con los campesinos de la zona y
de la retaguardia. Como escuela, la militancia debía manejar todo lo vinculado
con la preparación militar en lo teórico y práctico. Después de cada operación,
se realizaba el balance para identificar debilidades, fortalezas y aprender
desde las experiencias. En la medida que las condiciones lo permitían se
realizaban círculos de estudios y reuniones internas de los destacamentos para
hacerle seguimiento a las actividades planificadas.
2.- Se asume el frente como un núcleo de lo que será
en el futuro el ejército del pueblo. En ese sentido hay un sector de la
militancia que se mantiene permanente, su tiempo es indeterminado y se va
preparando en lo militar, político e ideológico. Asumiendo responsabilidades y
jerarquías de acuerdo a su desempeño como militante revolucionario. Posee
manejo del territorio donde se desplaza y está preparado para el combate,
maneja la dinámica interna del destacamento al que pertenece.
Los frentes guerrilleros se apoyaron en los
campesinos y campesinas, sin embargo, no llegaron a auto sostenerse. De alguna
manera, dependía de la logística que desde las principales ciudades se conseguía
para el frente guerrillero. Desde el punto de vista de sus integrantes un
porcentaje importante venían de las filas del movimiento estudiantil.
Los frentes
guerrilleros desde el punto de vista táctico estuvieron siempre a la defensiva
y su crecimiento fue muy limitado para Rodríguez “…por su inferioridad numérica
y de medios, tienes que combatir siempre con ventaja y con el factor sorpresa a
tu lado,” (2012:65).
Su
base social y parte de la retaguardia era producto del trabajo de
concientización que se realizaba con los campesinos. En ella participaron
hombres y mujeres que entregaron su vida por creer en un proyecto político y
desde la militancia se fue forjando toda una serie de valores y entrega. Lo que
Ernesto Guevara llamaba el hombre y la mujer nueva. Para Rodríguez “Se luchó
con mucha mística y desprendimiento. Así que lo que determinó la derrota no fue
la falta de firmeza de los combatientes, sino condiciones objetivas y no pocos
errores de conducción…” (ob.cit:89)
Ernesto Guevara hacía hincapié en la importancia de
incorporar a la población campesina a la lucha y lo manifiesta en este texto:
La
guerrilla y campesinado se iba fundiendo en una sola masa, sin que nadie pueda
decir en qué momento del largo camino se produjo, en qué momento se hizo
íntimamente verídico lo proclamado y fuimos parte de la masa campesina…Nunca
han sospechado aquellos sufridos y leales pobladores de la Sierra Maestra el
papel que desempeñaron como forjadores de nuestra ideología revolucionaria
(2006:71)
En el mes de marzo de 1976 se realiza el IV Pleno de
Bandera Roja. Allí se presentaron diversas posiciones para abordar la guerra y
el trabajo del partido en general. Una de las grandes limitantes que se les
presenta a un partido en la clandestinidad es su funcionamiento y por supuesto,
desarrollar discusiones vinculadas a los diversos temas que ocupa a la
organización. En la dirección del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre se
encontraban Carlos Betancourt, Pablo Parra y Eduardo Candiales. El frente
guerrillero tenía una posición muy diferente al resto de la Dirección Nacional,
y se sentía que la correlación de fuerza no les era favorable.
Para Carlos Betancourt, las contradicciones eran
antagónicas, sostenía que:
…vivir
aislados de las masas en los montes, realizando de vez en cuando operaciones
financieras para procurarse recursos de manera ocasional: tampoco, limitarse a
vociferar consignas altisonantes y pintar paredes aupando la lucha armada. Para
mí, eso no es la lucha armada revolucionaria … (20017:160-161)
En ese sentido, la dirigencia del frente guerrillero
pedía una organización más combativa y con más acciones militares. Para Ricardo
Ochoa, la propuesta del grupo de Carlos Betancourt:
…estaban
más ubicados en una posición de pasar a ofensivas militares, pasar a ofensivas
tipo foquistas, pues lo más importante eran las acciones militares. Mientras
que la táctica planteada por Gabriel Puerta, sobre todo Tito González Heredia,
era la combinación de las diversas formas de organización y de lucha y se
planteaban trabajar también en el aspecto legal, pues, para atraer a otros
sectores… (2021:98-99)
Cuando hablamos de la palabra foquismo, casi siempre
lo relacionamos con la revolución cubana, que desde su experiencia sostenían
que la lucha guerrillera comenzaba con la formación de un grupo o foco
guerrillero, que progresivamente va incorporando a amplios sectores de la
población a las guerrillas y estas llegarán a un momento de desarrollo que se
convierte en el ejército del pueblo. Para Gutiérrez Martínez, el foquismo es
una categoría que comenzó a utilizar Ernesto Guevara y considera que es uno de
los grandes aportes de la revolución cubana expresándolo en estos términos
Uno
de los principales aportes teóricos bélicos de Ernesto Guevara es el termino
foquismo. La Revolución cubana tuvo tres aportaciones fundamentales, sostenía:
1) Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército; 2) No
siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución;
el foco insurreccional puede crearlas; 3) En la América subdesarrollada, el
terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente en el campo. De estas tres
aportaciones, las dos primeras luchan contra la actitud quietista de
revolucionarios o seudorrevolucionarios que se refugian (…) en el pretexto de
que contra el ejército profesional nada se puede hacer y algunos otros que se
sientan a esperar a que, en forma mecánica, se den todas las condiciones
objetivas y subjetivas necesarias, sin preocuparse por acelerarlas (Guevara,
1970: 11) … (2018:3)
La experiencia venezolana se
caracteriza en que los grupos guerrilleros, no dejaron de ser focos
guerrilleros que, en sus mejores momentos, por lo menos en la década de los
setenta estuvieron cerca del centenar de guerrilleros y guerrilleras. Esto
conduce a una lucha vanguardista, donde esta termina sustituyendo al pueblo y
no logra incorporarlo, bajo el criterio que los pueblos necesitan que los
liberen y no ver a ese pueblo sujeto activo de su proceso de liberación.
Para Francisco Jiménez, unos de los
combatientes más viejos del oriente del país, el problema del crecimiento de
los frentes guerrilleros es bien complejo:
…yo
aspiraba y pensaba que debíamos tener un ejército revolucionario guerrillero
mucho más fuerte, mucho más poderoso, mucho más numérico, me encuentro hasta
hoy con el problema de que mucha gente se incorpora a la guerrilla lleno de
entusiasmo y después, al mes a los dos meses muchos compañeros están pidiendo
su baja y sobre todo los que no son campesinos. A pesar de eso de todos esos
inconvenientes de todos esos problemas nosotros llegamos a tener un buen número
de combatientes de cuadros muy buenos, y un armamento también bastante bueno.
(2021:226)
Después de la división que se
produce en el IV Pleno de Bandera Roja, en el Frente Guerrillero Antonio José
de Sucre se comenzaron a desarrollar una serie de acciones militares. Luego de
un período de dos años, este frente estaba prácticamente aniquilado con un
saldo importante en detenidos y caídos en combate. Para Francisco Jiménez fue
una aventura y lo expresa de esta manera:
…
empezaron a combatir uno por aquí y por allá y el gobierno empezó a golpearlos
fuertemente. Por qué… y este es otra cosa importante hermano, no se trata de
combatir por combatir, no es nada más que combatir y si un grupo guerrillero si
bien cuenta con ese… con esa fogosidad … y ese… y esa intención y ese deseo y
esa necesidad de combatir tiene que planificar su combate, tienen que saber
cuándo van a combatir, donde y cuando, y como de manera de siempre buscar
aunque les salga un revés, un imprevisto, buscar siempre la victoria, porque
siempre la victoria tiene un sabor distinto, bastante distinto a la derrota.
(2021: l240)
Una vez que culminó el IV Pleno, una
gran parte de la militancia quería que se hiciera todo lo posible en la
creación de un nuevo frente guerrillero, entre otras cosas para demostrar que
en ningún momento se había abandonado la lucha armada y contrarrestar el
calificativo de derecha que acusaba el grupo disidente. Sin embargo, la
dirección del partido sostenía que no debíamos llevarnos por la desesperación y
que debíamos esperar a que se presentaran mejores condiciones. En ese sentido, Francisco Jiménez manifiesta
que:
…fuimos
persuadidos por la idea de que era necesario esperar que ese Frente actuara
porque tenían la seguridad de que eso iba a fracasar y una vez que ese fracaso
se diera, pues entonces era el momento en que nosotros debíamos salir, es
decir, hubo que esperar con paciencia, con seguridad, con confianza en esto,
hasta que ese momento al fin llegó. Por eso pienso que el revolucionario, la
dirección revolucionaria debe tener, debe contar siempre con estos elementos
que son importantes y esto es para uno una experiencia buena, porque todo eso
va conformando en uno una idea, una opinión que se va traduciendo entonces en
una actitud, que se expresa en el momento en que a uno le toque, este, dirigir
y discutir unos problemas. Son estas algunas cuestiones que para uno tienen una
importancia política bastante buena… (Ob.cit: 246)
Esta división no fue producto de
toda una discusión interna para confrontar posiciones, sino una confrontación
entre dos grupos que tomaron la decisión de dividir el partido Bandera Roja. El
grupo disidente se apoderó del frente guerrillero Antonio José de Sucre como si
fueran cosas y no seres humanos que tenían derecho a reflexionar y fijar
posición. Las divisiones, además de atomizar las fuerzas de la izquierda,
afectaban emocionalmente a la base de esos partidos y en algunos casos
desmoralizaban a otros. Así lo expresa Francisco Jiménez:
…como
a los ocho o diez días de eso, yo me sentí muy mal, decaído me parecía que era
algo muy serio eso que lo habíamos .... yo tenía un tiempo metido y tantos
compañeros y tanto esfuerzo y tanto trasnocho y tanta caminata y tanto esfuerzo
y que ahora lo perdamos en esas condiciones y sobre todo cuando yo no estoy
convencido de que ellos tengan la razón política, yo no estoy convencido de que
ellos tuvieran la razón, yo estoy convencido de que ellos tienen una posición
así... distinta al Partido y que adversan esta posición, esta línea del
Partido…(ob.cit:238)
Los cuerpos policiales,
indudablemente, estaban conscientes de todo ese proceso que se estaba llevando
internamente. Parte de la teoría de la guerra como lo plantea Sun Tzu en el
arte de la guerra, es que se debe “desmoralizar y aislar al enemigo” (1980:14).
Indudablemente que estos cuerpos policiales aprovecharon para golpear
fuertemente al movimiento revolucionario. No solo el caso de Bandera Roja,
también se golpeó a la Organización de Revolucionarios (OR). Ochoa expresa esta
situación de la siguiente manera:
…
1976 fue catastrófico para el Partido. Fíjate, hubo la fuerte división que
afectó a toda la estructura, a todos los niveles, se perdió el único frente
guerrillero y el principal brazo armado, el Frente Guerrillero “Antonio José de
Sucre”, se incrementó la represión sobre todo después del secuestro de Niehous
y por supuesto las consecuencias políticas de esta gravísima situación. Además,
está la muerte del flaco Tito González Heredia… (2021:103)
A ello debemos agregar también el
asesinato de Jorge Rodríguez el 25 de julio de ese año, producto de las
torturas. Además, del trabajo de inteligencia, infiltración de estos grupos
políticos, seguimientos selectivos. Indudablemente que esta situación fue
afectando a la militancia, muchas abandonaron la lucha, otras en situaciones de
desmoralización se pasaron a trabajar con los cuerpos policiales y ocasionaron
duros golpes a las organizaciones donde militaban.
Para el año de 1979 se produce una
división del Partido de la Revolución Venezolana (PRV), allí se plantea una
diversidad de posiciones que sostenían parte de la dirección de ese partido.
Entre ella la vigencia o no de la lucha armada. Esta polémica se conoció como
el Viraje Táctico y la Nueva Línea Táctica. De esta división surgirá lo que
posteriormente se denominó Tendencia Revolucionaria. Rodríguez se acerca a una
evaluación en estos términos:
En
todo el proceso que siguió, se careció de una estrategia. Y, mucho menos, de
una verdadera mentalidad y voluntad de poder. Nada de eso tuvimos. Todo fue
improvisación. Pero, además, la característica principal de la lucha armada en
Venezuela fue la defensiva, a contracorriente de una ley elemental en este tipo
de movimiento: si no puedes desplegar una ofensiva general, mantén, al menos,
una defensa activa. Al no poder tomar la iniciativa política y militar, se va
camino a la derrota… (2012:45)
Más adelante Rodríguez citado por
Morales Rossi manifiesta “…He tomado tardíamente conciencia de la derrota…no
hay renegación de la lucha armada, sino rectificación de los errores de la
lucha armada, que es bien distinto...” (2014:303) Las secuelas que dejan estas
divisiones son expresadas por Laudelino citado por Morales Rossi “Toda división
es traumática, pero ésta lo es más por la calidad de quienes hoy se van…”
(Ob.cit 303).
Rodríguez sostiene que la posición
en torno a la lucha armada de Douglas era “… llamaba a la insurrección
combinada, esto es, mantener un núcleo guerrillero en las áreas rurales
cooperando y trabajando en la ciudad para preparar la insurrección armada con
la participación masiva del pueblo y de sectores de las fuerzas armadas
regulares…” (2012:86)
En el año de 1979, a propósito del
triunfo electoral de Luis Herrera Campins, hay un proceso de la llamada
pacificación donde los principales dirigentes de la Organización Revolucionaria
(OR), Partido Revolucionario de Venezuela (PRV), y del Frente guerrillero
Antonio José de Sucre, aceptan la propuesta gubernamental y se comprometen a
participar en organizaciones legales y reconocidas por este gobierno.
Beaumont
citando a Malamud y Aguirre afirma que:
…la
única forma de asegurar que la guerra tenga un sentido revolucionario es que la
lucha se lleva a cabo tanto con armamento bélico como con armamento teórico.
Solo la confluencia del aspecto militar y el aspecto ideológico permite superar
la etapa de lucha “rebelde” e iniciar una etapa de lucha revolucionaria
(2014:80)
La lucha armada fue bien compleja y
la represión que se desarrolló contra ella llevó a que los partidos que estaban
comprometidos con esta forma de lucha, trabajaran desde la clandestinidad para
resguardarse. La vida clandestina te lleva a mucha inestabilidad de hogar e
incluso emocional. Dificulta la discusión política y por momento pequeñas
contradicciones se llegaron a convertir en contradicciones antagónicas.
Bravo manifiesta:
Pero nuestro pensamiento se nutre asimismo del
bolivarianismo, síntesis de sueños, pensamiento y acción. Y no puede ser de
otra manera, porque algunas ideas fundamentales de Bolívar, que sacudieron la
conciencia insurgente de la América mestiza, tienen plena vigencia en la actual
gesta liberadora que se plantea para los oprimidos de este continente
(1978:162)
La historia de América Latina había
demostrado la imposibilidad de provocar cambios revolucionarios, respetando las
normativas del Estado burgués, expresión de ello fue toda la guerra que se
desarrolló contra el gobierno de Allende, desde el mismo momento que asumió la
presidencia. Se fueron cerrando todas las posibilidades de desarrollar luchas
reivindicativas sin que estas no vinieran acompañadas de compañeros y
compañeras muertas en manifestaciones. Estábamos luchando contra un modelo de
terrorismo de Estado que asumía que la lucha de una comunidad por el derecho al
agua era un acto subversivo, donde estas manifestaciones fueron manchadas hasta
con sangres de niños y niñas. El maestro Simón Rodríguez nos expresa que:
Muchos
inteligentes reprueban los medios empleados en Lima para hacer adoptar la
constitución, por la ILEGALIDAD del procedimiento… Toda la revolución está
sembrada de ilegalidades que la circunstancia ha exigido el bien de la cosa las
ha disculpado y si el proyecto de República se sostiene, no habrán sido
ilegalmente sino SABIAS OPORTUNAS ALTERACIONES… (Tomo II:347).
La unidad de la izquierda fue un sueño permanente
del pueblo y su militancia, pero las posiciones sectarias de las distintas
organizaciones impidieron la unificación en un partido único, un frente de
lucha, al menos, en aquellos que coincidían en la caracterización del momento y
sus formas de luchas. Esa misma actitud, dificultaba establecer acuerdos que
permitieran una mayor articulación de las luchas que se libraban desde el
movimiento popular. Estas organizaciones, dieron declaraciones públicas donde
manifestaban su disposición a la unidad, pero esta no terminaba de concretarse
en los hechos prácticos, ni siquiera para avanzar en un programa común.
Por último, no nos preparamos para una guerra
prolongada, que nos hubiese permitido desarrollar una política de incorporación
de amplios sectores de nuestro pueblo a la lucha. Muchas de los errores que se
cometieron en la década de los sesenta , se repitieron en la década de los
setenta. Afirma Santayana que aquellos que no aprenden de la historia se ven
obligados a repetirla. La recapitulación de las grandezas y los errores de la más
decisiva gesta de la segunda mitad del siglo XX venezolano debe servirnos como
guía para evitar las mismas fallas en las trascendentes pruebas que sin duda
alguna se avecinan
Bibliografía y hemerografía
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“Reflexiones de una derrota” Suplemento Cultural de Últimas Noticias
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(1970-1979). Memoria histórica de un pueblo en lucha. Editorial Trinchera:
Caracas
Oliveros
Espinoza, Elia (2012) La lucha social y la lucha armada en Venezuela. Ediciones
el perro y la rana y Defensoría del pueblo: Caracas.
Rangel, Domingo Alberto (1980, mayo 11)
“América Latina ¿Otra vez la lucha armada? Suplemento Cultural de Últimas Noticias.
Rodríguez Araque, A (2012) Antes de que se me olvide. Conversación con
Rosa Miriam Elizalde Editora Política: Habana Cuba
Rodríguez, S (1999) Obres completas de Simón Rodríguez TomoII. Reedición
Presidencia de la República Caracas
Roque
Rivero F (2017) Jerónimo…Sigo siendo rebelde. Caracas: Editorial Trinchera
Rossell Rodríguez, R (1997) Para que no se
pierda la memoria. Trabajo para optar a la categoría de Profesor Titular.
Universidad de Los Andes. Facultad de Humanidades
y Educación. Mérida Venezuela
Sun
Tzu (1980) El arte de la guerra Ediciones Era Luz Caracas
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